Los más soñadores miden el tiempo en momentos, sonrisas y proyectos, mientras que los que se guían por la lógica lo hacen a través de horas, minutos y segundos. El tiempo avanza igual de las dos formas pero, más allá de medirlo, debemos disfrutarlo.
Louis Vuitton creó hace diez años el icónico reloj Tambour con la idea de sofisticar el arte de medir el tiempo, y lo consiguió. Su diseño atemporal ha propiciado una reedición en forma de un singular modelo que lleva el nombre de Tambour Monogram.
Su delicada belleza cubierta de oro rosa o acero con diamantes engastados completa un excelente mecanismo automático calibre Tourbillon. Se trata del segundo tourbillon fabricado por Louis Vuitton, y gracias al cristal de zafiro se pueden observar cada una de sus piezas.
Cuenta con una esfera de nácar montada en una caja ligera y refinada, que se completa con una corona octogonal, una hebilla ardillón y el emblemático estampado Monogram que cede su nombre al modelo. Un diseño especial en el que las horas se señalan mediante índices de diamantes y cifras árabes. Un reloj que brilla con luz propia, la misma que destellan todas las piezas únicas y bellas.