Relojes

The Alfred, el tiempo según Urban Jürgensen & Sønner

The Alfred es un reloj clásico, un trabajo de la más moderna artesanía. De Urban Jürgensen & Sønner.

The Alfred de Urban Jürgensen & Sønner es un reloj clásico y único que existe por las casualidades que a veces suceden; la que sucedió en esta ocasión tuvo lugar cuando esta firma relojera, danesa y suiza por igual (aunque sus relojes son Made in Swiss) cambió la ubicación de su atelier.

En las mudanzas siempre aparecen cosas olvidades en cajones que no se habían abierto en años y Urban Jürgensen & Sønner no ha sido una excepción, entre los papeles que descansaban perdidos en los cajones olvidados de la firma, apareció un diseño de un reloj firmado por Alfred Jürgensen, el último relojero de la casa que pertenecía a la familia Jürgensen; a su muerte en 1912 la firma dejó de estar en manos de la familia pero conserva su historia y su saber relojero y con esta pieza excepcional, The Alfred, le rinde además un bello y exclusivo homenaje.

The Alfred es un reloj de 42 mm resistente al agua hasta a 30 metros de profundidad, de apariencia clásica y fabricado artesanalmente, cuenta con múltiples detalles, algunos secretos, que lo convierten no sólo en un reloj bello y elegante sino en uno deseado por los coleccionistas. ¿El precio de este capricho? 14.300 euros más IVA. Si te tienta, debes saber que se ofrece a través de venta directa por parte de esta centenaria casa relojera.

Uno de los secretos que esconde The Alfred está a la vista, en su esfera; y es que se trata de una esfera granulada única porque no tiene la apariencia rugosa de este tipo de acabados sino más parecido al terciopelo, como más suave y menos agresiva ¿cómo se consigue ese acabado tan especial? es ahí donde está el secreto, sólo en Urban Jürgensen & Sønner lo saben, lo único que confiesan respecto a este punto es que la mezcla con la que se pule la esfera incluye polvo de plata y sal entre otros ingredientes.

Cada pieza de The Alfred es una obra de artesanía única porque, como sucede siempre con los trabajos artesanales, no hay dos relojes idénticos.