Érase una vez una firma japonesa que quería que sus relojes deportivos pudieran sobrevivir en los entornos más exigentes. Buscó la ayuda de los mejores especialistas porque no quería defraudar a quienes depositaban su confianza en ella. Seiko es el nombre de la firma que comenzó de forma modesta, pero que con su espíritu innovador se transformó en una gran compañía.
Pero no vamos a narrar la larga historia de Seiko, con gran tradición en la relojería mecánica de altura, mucho más larga que la que aglutina con los relojes de cuarzo, sino del pedacito de su historia ligado a las profundidades marinas. Esa aventura comenzó en 1965 con el Seiko 150M Diver con movimiento automático. El éxito de este reloj animó a la compañía a seguir buceando y con su segundo reloj de 1967 llegó más lejos, hasta los 300 metros.
La felicidad que existía en la firma del Imperio del Sol Naciente se empañó con una carta. ¿Cómo una simple carta puede acabar de repente con el júbilo? Pero ¡cómo también puede ser el detonante para mejorar! El remitente era un buceador profesional de la ciudad de Kure, al sur de la Prefectura de Hiroshima. En su misiva narraba las duras condiciones en las que trabajaba a 350 metros bajo el mar y que no había ningún reloj lo suficientemente resistente para superar sus duras condiciones laborales. Ni siquiera un Seiko.
La carta supuso un cambio en la actitud del equipo de proyectos de Seiko. Había que ponerse manos a la obra y sin perder de vista a los profesionales, su objetivo. Durante siete años sus ingenieros trabajaron para crear la segunda generación de su reloj de buceo y finalmente, en 1975, lanzó su reloj Professional 600 M con caja de titanio y mecanismo de cuarzo: antimagnético, resistente a los choques y la corrosión, extraordinariamente legible y lo más importante, preparado para el buceo de saturación, el que practican los profesionales a grandes profundidades y durante largos periodos de tiempo. Dotaron a su reloj de una caja impermeable al helio y hasta la correa era resistente a la presión. El reloj causó una gran revolución.
Como se puede comprobar, Seiko se ha tomado muy en serio la fabricación de sus relojes de buceo y muchos de ellos han participado en aventuras extremas como el ScubaMaster que llevó Pipin Ferreras en su récord mundial de inmersión libre a 152,5 metros.
Motivos no faltan para celebrar 50 años de superación y la mejor forma es con una edición limitada de 1.000 relojes del MarineMaster 50º aniversario. Su coraza es de acero con estructura mono bloque de 44,30 mm. Su bisel negro tiene la escala sexagesimal en dorado, al igual que los contornos de los grandes índices horarios y las agujas, recubiertos con material luminiscente porque la legibilidad es fundamental en la práctica del buceo. Estas pinceladas doradas le aportan el toque vintage que tanto gusta a sus seguidores, además, claro, de sus cualidades técnicas.
Seiko ha equipado su MarineMaster 50º aniversario con un calibre automático con capacidad de carga manual y reserva de marcha de 50 horas. Su precio recomendado es de 2.600 €.