Las fases lunares es, sin duda, la más poética y femenina de las complicaciones relojeras (frente a las “más masculinas” como el tourbillon, la repetición de minutos, el calendario perpetuo o el cronógrafo). Es una complicación que, además de reproducir el ciclo exacto del astro, embellece particularmente las esferas de los relojes, dando un toque de tecnicidad no exento de poesía.
Tradicionalmente asociada, pues, a las mujeres, solo las casas relojeras de mayor relevancia han acometido esta función en modelos de un porte tan especial y regio como los que aquí mostramos.
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