Nunca está de más recordarlo: los clásicos serán siempre modernos. Y es que cuando una firma lanza una pieza bien hecha y con un diseño único, se convierte automáticamente en atemporal y, por muchos años que pasen, siempre sentará bien y estará de moda.
En cuanto a relojes, la firma Omega sabe muy bien cómo crear modelos tan especiales que pasen de generación en generación sin perder un ápice de su encanto. Uno de ellos es el reloj De Ville Trésor que se llamó de esta forma porque en su interior guardaba un valioso calibre de 30 mm.
Corría la década de los 40, concretamente 1949, y este reloj conquistó el mercado por la complejidad de su movimiento y la elegancia de su diseño. Décadas después, Omega ha decidido reeditarlo manteniendo su esencia pero actualizando alguno de sus elementos como su calibre 8511 Master Co-Axial.
De Ville Trésor está disponible en tres versiones, oro amarillo, oro blanco y oro Sedna, todas con una caja extremadamente fina que solo tiene 10,6 mm de altura –y que ya sorprendió hace años-. La esfera tiene un tono plata y su única decoración es un motivo clous de Paris, los índices en oro y la fecha.
La correa clásica está disponible en piel negra o marrón y se une a la caja a través de unas asas curvadas. Un reloj que bien podría haber lucido tu abuelo pero que probablemente, y a su debido tiempo, luzca tu hijo. Efectivamente, los clásicos –y más si son de Omega- nunca mueren.
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