El primer reloj que Breguet realizó para María Antonieta es de 1782 y, desde esa fecha, la reina se convirtió uno de los grandes clientes del relojero y su mejor embajadora pues sentía una auténtica pasión por las creaciones de Abraham-Louis Breguet.
La firma se inspira en ella, en su historia, y son varios los relojes que Breguet ha creado con la reina como fuente de inspiración. La colección Plumes atesora el espíritu de la gran afición de María Antonieta por el género epistolar pues a lo largo de su vida mantuvo una fluida correspondencia con su madre, la emperatriz María Teresa de Austria, su esposo… A través de sus cartas, la delfina de Francia proclamaba su deseo de libertad. Escribía porque necesitaba sentirse viva.
María Antonieta escribía con pluma, Plumes se llama una de las colecciones que le dedica Breguet y una pluma cuajada de diamantes abraza los dos relojes Rêve de Plume en oro rosa y oro blanco. La escultura de la pluma se posa en una bola engastada a las 6 horas y recorre con sutileza el flanco izquierdo de la caja. En ella, los artesanos han utilizado diamantes en distintas tallas: el eje central o caña está engastado con diamantes talla baguette, que adelgazan su figura según se aproximan a su final, y la parte más aterciopelada está dibujada con diamantes talla brillante en diferentes tamaños que son “como cuentas de agua que resbalan sobre el plumaje”.
Los relojes Rêve de Plume tienen la esfera de nácar decorada con un guilloché que vuelve aludir a la pluma, a su grácil movimiento y suave tacto. Los artesanos han realizado este relieve utilizando la técnica del labrado que es mucho más compleja de ejecutar sobre una superficie tan frágil como es el nácar. El tiempo se hace presente en un disco descentrado con números árabes y discretas agujas de acero azulado “pomme évidée”.
La caja de forma oval esculpe su figura en oro rosa o blanco y tiene los cantos finalmente acanalados y los costados están grabados con un motivo de plumas. Los brillantes, además de recubrir el contorno de la esfera, tapizan el bisel y se posan en la corona, desplazada a las 5 horas, con talla briolette, es decir, con forma de pera. Son más de 4 quilates de diamantes los que engalanan esta joya del tiempo equipada con un movimiento de carga automática que ratifica que la relojería y la joyería son grandes aliados en el universo de Breguet.
Su pulsera de raso en color celeste pone el broche final a un reloj que quiere reflejar “la ligereza y la delicadeza al escribir”.