'Algunos prefieren seguir lo establecido, otros se arriesgan'. El lema de la campaña #BornToDare de la firma relojera Tudor no ha cambiado pero sí el rostro con el que la presentan, David Beckham cede el testigo a la nueva embajadora de Tudor: Lady Gaga.
Lady Gaga es, sin duda, de los que se arriesgan, la diva del pop se atreve, esencialmente, a ser ella misma y a hacer de su talento aquello que se le pone en las ganas; es transgresora y casi irreverente, capaz de convertirse, a través de la antimoda, en icono de la moda y hacer de la falta de belleza que, dicen, hay en su rostro, una oportunidad para transformarse a su antojo sin temor a nada ni a nadie. Hace música y actúa, compone, canta, baila y toca el piano entre otras muchas cosas; su público son, como ella los llama, sus pequeños monstruos y se cuentan por millones en el mundo entero. Y #BornToDare ha encontrado en ella, como antes en Beckham, una embajadora a la altura de su ánimo de ir más allá de lo establecido.
¿Quién podría negarle personalidad a Lady Gaga? Nadie, y ella lo sabe del mismo modo que se sabe y se siente responsable de devolver al mundo algo de lo mucho que recibe de él gracias a sus pqueños monstruos, por eso tiene su propia fundación y por eso nunca falta su voz cuando de causas nobles se trata; pero ¿cómo mide el tiempo una diva de altos vuelos como ella? ¿cómo lo hace una mujer que canta y baila mientras viaja? pues con un clásico en la muñeca.
El reloj de Lady Gaga es el Tudor Black Bay, automático, versátil, atemporal y auténtico.
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