El tiempo discurre incesante desde siempre y hasta siempre, impasible y ajeno a todo lo que en él y por él acontece; nada lo cambia ni lo inmuta, cambiamos nosotros y cambia nuestra percepción del tiempo; en función de los quehaceres, del amor y del dolor, sentimos el tiempo breve o largo y, más que una cuestión de minutos y segundos, lo es de intensidad, de la intensidad con la que vivimos el tiempo... y con la que lo medimos.
Porque el tiempo aun siendo igual no puede nunca ser el mismo si a su ritmo se mueve un Chaumet y menos si se trata de uno perteneciente a una colección única, fruto de una alianza de amor al arte, al diseño y a la técnica entre los míticos joyeros franceses e incuestionables relojeros suizos.
Hablamos de Montres Précieuses, 7 relojes de magistral y artístico diseño sobre un innovador movimiento mecánico automático; cada una de las piezas representa la esencia y la historia de Chaumet por los símbolos que muestra y evoca un cuento o una historia que trasciende a su diseño.
La abeja y la araña, además de la mariposa y la libélula, lucen en color sobre flores y metales preciosos en varios de los modelos, no faltan tampoco los de encantador diseño geométrico ni el fondo del mar azul; se trata de diseños mimados hasta el último detalle, pintados y ensamblados a mano pieza a pieza, reloj a reloj...
Plata, ágata, madre perla, zafiros, cornalina, cuarzo ahumado, oro blanco, oro rosa, lapislázuli... son algunos de los preciosos materiales que lucen estos relojes... piezas que te dicen -attrape-moi si tu m'aimes-.
Y tú imaginas el discurrir del tiempo en el arte, el diseño y la magia del joyero francés y el relojero suizo, en la artesanía que esconde cada pieza, en su historia y en tus sueños... El tiempo vuela, atrápalo, si lo amas...
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