Relojes

H. Moser lucha contra los smartwatches

La firma suiza H. Moser & Cie reacciona ante la amenaza de los smartwatches con el Swiss Alp Watch.

Los smartwatches fueron la gran revelación del 2015. Llegaron con fuerza al mercado y se vendieron más de 6 millones de unidades. Hay un antes y un después de los relojes inteligentes que han modificado el comportamiento de los consumidores.

Ante esta “amenaza”, la relojería suiza ha actuado de diferentes formas. La mayoría de las marcas se comportan como si nada hubiera cambiado; otras han optado por lanzar un reloj que combina tradición y tecnología y H. Moser & Cie le planta cara y reacciona con un reloj que quiere que sea el símbolo de su lucha, su lucha por los valores “de la reputación de varios siglos de relojería suiza”. Edouard Meylan, CEO de la marca, piensa que el futuro de la Alta Relojería suiza “será brillante siempre que siga siendo innovadora, creativa y se centre en los valores inherentes de calidad y tradición”.

El Swiss Alp Watch no es un reloj con corazón electrónico que intenta parecerse a un reloj mecánico. Es todo lo contrario. Es un reloj de diseño moderno pero que es totalmente mecánico. Su movimiento es de cuerda manual, de fabricación suiza, con una reserva de marcha de 100 horas que su creador ha concebido para que pueda pasar de generación en generación.

El reloj lleva la firma H. Moser y se reconoce tanto por la esfera fumé –una de las señas de identidad de esta maison con más de 180 años de tradición-con acabado soleil pero que sin embargo parece diseñada para un reloj de ultimísima generación, como su caja rectangular de oro blanco con los vértices ligeramente redondeados. También le aporta un toque moderno la correa de piel de Kudú beige con el forro en el verde llamativo Moser. La tradición vive en el interior de este reloj reivindicativo. El  calibre de cuerda manual está manufacturado por H. Moser.

En su vídeo de promoción del Swiss Alp Watch, H. Moser hace una defensa a ultranza de la relojería tradicional. Aunque no sirve para llamar, enviar mensajes ni compartir los últimos cotilleos o la frecuencia cardiaca, el reloj -defiende Edouard Meylan- “hace mucho más que eso: permite a volver a conectar con lo que realmente importa en la vida. Invita a volver a compartir las emociones con las personas más cercanas y más queridas sin ningún tipo de filtro, interfaz o adorno. Y, lo más importante de todo, es algo que podrá legar algún día a sus hijos sin necesidad de actualizarlo”.

Habrá que esperar a que avance el año y se presenten todas las novedades para conocer las tendencias del mercado en 2016 y cómo afronta la relojería tradicional la implantación en el mercado de los smartwatches, pero no parece haber indicios que los relojes inteligentes amenacen la relojería tradicional como hizo el cuarzo en los años 80.

 

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