Cada vez viajamos más. Unas veces por viajes de trabajo, vacaciones, para visitar un amigo o familiar que vive en otro país… Las razones pueden ser de lo más variadas, pero si cambiamos de huso horario, tan importante como ultimar todos los detalles del viaje es llevarnos como compañero un reloj que nos indique la hora en dos husos horarios o ¿por qué no en las 24 ciudades del mundo más importantes al mismo tiempo?
Frédérique Constant incorpora este año un nuevo modelo a su exitosa colección Worldtimer Manufacture en el que se ha cuidado mucho el diseño. Tras varios meses de trabajo en la manufactura Plan-le-Ouates de Ginebra ha nacido el reloj Worldtimer Navy Blue, que Frédérique Constant describe como “la síntesis perfecta entre el diseño estético y la alta tecnología relojera más avanzada”. Es avanzado tecnológicamente porque todas las funciones se articulan a través de la corona. Con la corona hacemos girar el disco de las ciudades y colocamos, a la altura de las 12 horas, el nombre del lugar al que vamos a viajar y cuando estén sincronizados los dos discos internos –el de las horas y los 24 husos horarios-, podremos conocer de un vistazo la hora en las principales ciudades del mundo con la información adicional de si es de día (disco blanco) o de noche (disco azul). La fecha se indica en un contador con una aguja a la altura de las 6 horas.
Y toda la información la encontramos en una esfera de color azul navy decorada con el mapamundi en gris antracita. Los índices y las agujas están recubiertos con material luminiscente para facilitar la legibilidad.
Worldtimer Navy Blue tiene la caja de acero de 42 mm con cristal de zafiro convexo y fondo transparente para que quede al descubierto el mecanismo automático manufacturado por Frédérique Constant con una reserva de marcha de 42 horas.
La pulsera de piel de cocodrilo azul navy hace juego con la esfera y todo en él desprende elegancia, refinamiento y confort. La comodidad es una cualidad que los hombres que habitualmente llevan traje valoran especialmente en su reloj y es un aspecto que Frédérique Constant no ha querido pasar por alto.