Fue en 2015 cuando se inauguró la nueva firma con sede en Fleurier, siendo el Chronomètre FB 1 su primera creación. Este excepcional reloj se caracterizaba por su atípica caja de geometría octogonal y por implementar un espectacular sistema de transmisión huso-cadena de fuerza constante junto a un tourbillon y un especial dispositivo indicador de reserva de marcha.
En Ferdinand Berthoud nada se hace porque sí; todo tiene su motivo y fuente de inspiración. En el caso de los nuevos FB 1R Edition 1785, la marca se inspira en uno de los relojes creados por el relojero francés, su Chronomètre Marine nº 7, y además homenajea uno de pasajes más relevantes de la historia de la Armada Francesa: la expedición naval alrededor del mundo del conde de Lapérouse entre 1785 y 1788. Aquel cronómetro concentraba un gran número de soluciones que mejoraban los principios del funcionamiento de sus relojes de longitud. Entre otros, la visualización, que mediante la utilización de una gran aguja de los segundos en el centro, rompía todas las reglas habituales de los reguladores, que adjudicaban a las horas, a los minutos y a los segundos un emplazamiento diferente en la esfera. Por su parte, esa expedición tenía como misión dar la vuelta al mundo para completar la cartografía y continuar con la exploración del océano Pacífico. Las fragatas L’Astrolabe y La Boussole estaban equipados con los mejores instrumentos de medida y de observación de la época, entre ellos, cinco cronómetros marinos de Ferdinand Berthoud, Relojero-Mecánico del Rey y de la Armada desde 1770.
Como el primer FB 1R, los cronómetros de la edición 1785 tienen un diámetro de 44. Esta vez la caja se ha fabricado en bronce por ser el material utilizado en los instrumentos de navegación de la época, y por su capacidad de ser patinados con cierta facilidad, simulando un aspecto vintage que sería imposible de conseguir con otro tipo de materiales. Cada uno de estos cinco reguladores, numerados del FB 1R.5-1 al FB 1R.5-5, tiene un color diferente, abarcando tonalidades marronáceas, ocres, verdosas y negras realizadas utilizando diferentes recetas que se han elegido cuidadosamente tras efectuar decenas de ensayos y pruebas, asegurándose además de su dermocompatibilidad, en aplicación del reglamento REACH de la Unión Europea.
Su aspecto resulta impresionante, y realmente parece que estamos ante unos relojes que hayan sufrido las inclemencias del paso del tiempo y de una vida marítima a través de los océanos. Simplemente, una maravilla. La caja está adornada con dos asas laterales de bronce, que le aportan su característica forma octogonal. Los flancos están perforados con dos ojos de buey laterales, a las 2h y a las 11h, que permiten admirar el funcionamiento del mecanismo de huso-cadena, aunque la mejor panorámica del calibre FB-T.FC.R-2 la obtenemos desde la trasera gracias a su fondo de zafiro. Sus 53 horas de reserva de marcha se remontan manualmente a través de la corona de bronce, moleteada y provista de un medallón de titanio. Cuando cargamos el muelle mediante el sistema huso-cadena, no podemos sino disfrutar de la música que emite, un sonoro clec-clec-clec que es pura delicia.
Los FB 1R presenta varias innovaciones respecto a los FB 1 que afectan tanto a su estética como a su mecánica. La más visible es que es un reloj regulador, o sea, con las indicaciones ubicadas sobre distintos ejes: mientras la manecilla minutera se mantiene en la subesfera a las 12 horas y la larga segundera en el eje central, la indicación horaria debe leerse sobre un disco de zafiro visible a través de la abertura en arco a las dos horas.
Además, la mayor parte de la esfera de alpaca satinada a mano está cubierta, aunque otro calado entre las 8 y 10 horas nos desvela el nuevo mecanismo de reserva de marcha, a la que debe unirse el vaciado de la parte central del subdial de los minutos anteriormente citado. Suavemente biselada, granallada y con chaflanes dorados, en el centro de esta abertura se puede observar el tren de ruedas y desvela una decoración grabada a mano, que representa un motivo de «pirámides». Los segundos se sitúan en la periferia de la esfera, sobre un reborde de alpaca, granallado y biselado.
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