La alta relojería nos tiene acostumbrados a genialidades que combinan la excelencia de la micromecánica con construcciones que responden a verdaderas obras de arte. Y a veces, solo a veces, nos reserva sorpresas como el Récital 22 Grand Récital de Bovet. Una pieza que responde a un telurio de muñeca y al que, si queréis, podéis llamar reloj.
Oro rojo o platino son los elementos en los que estará disponible la caja de este Bovet que presenta unas dimensiones de 46,30 mm de diámetro y 19,6 de altura. El número máximo de unidades a producir, que lo serán bajo previo pedido, será de 60. Caja y movimiento forman un todo que se inspira en la morfología de un atril.
La mitad superior de la esfera de este Grand Récital de Bovet no tiene más protagonista que una pequeña obra de arte que responde a la representación de nuestro planeta azul. Una cúpula decorada con un mapa grabado que incorpora una pintura en miniatura que reproduce océanos, montañas, desiertos y bosques haciendo también uso, entre otros, de materiales luminiscentes. Capa tras capa de laca transparente se aplican sobre esta pintura para, finalmente, recibir un pulido en su superficie sobre el que se dibujarán nubes y corrientes de aire que parecen flotar sobre ella.
Esta cúpula, la particular Tierra de nuestro telurio, gira a razón de una vuelta cada 24 horas en sentido antihorario arrastrando con ella un anillo portador de la escala que, apoyándose en la aguja estática y tridimensional de titanio, devuelve la indicación de la hora.
La pequeña esfera que rodea a la Tierra responde a la indicación de las fases lunares culminando una revolución completa en un período de tiempo que coincide con el período sinódico de nuestro satélite.
A izquierda y derecha del conjunto que representa la Tierra y la Luna encontramos dos arcos portadores de la indicación de los minutos retrógrados y de la reserva de marcha respectivamente. Ambos arcos reproducen la forma convexa de la escala de 24 horas del globo terráqueo e implementan, en sus centros, unos cristales de zafiro que aumentan la visión de los mecanismos que los activan. Por debajo de la indicación de los minutos se implementa una discreta apertura circular con un bisel metálico portador de una lupa que magnifica la indicación de la fecha.
A la seis, el Sol, representado por un tourbillon volante de un minuto albergado en una jaula suspendida por un único punto de sujeción central.
El Grand Récital de Bovet tiene una cara B, una trasera que sirve como base para las indicaciones de un calendario perpetuo. Al amparo de un cristal de zafiro se revela un gran puente con decoración Côtes de Genève de patrón circular, dejando libre únicamente la parte inferior por la que asoma el tourbillon. Cuatro ventanas abiertas dos a dos son las responsables de informar de la hora y año bisiesto las primeras, y del día de la semana y del mes las segundas. El anillo negro que porta los numerales del fechador visible desde la trasera es exactamente el mismo que el responsable de mostrar la misma indicación en el anverso del guardatiempos. Se trata, de este modo, de un fechador que podríamos definir como de doble cara que, además, implementa un funcionamiento retrógrado.
Impresionante, espectacular y en edición limitada.
Galería de imágenes
-
1
-
2
-
3
-
4
-
5
-
6
-
7
-
8
-
9
-
10
-
11
-
12
-
13
-
14
-
15
-
16
-
17
-
18
-
19
-
20
-
21
-
22
-
23