Bucear en los archivos de Hermès es, además de un privilegio, una fuente constante de sorpresas. Uno de los últimos hallazgos que han hecho los creativos de la firma fue un reloj que nació para colocarse en el ojal de una chaqueta, una idea que se ha retomado y adaptado a los gustos actuales, pero sin perder un ápice de elegancia clásica. Es así como ha nacido un reloj que es mucho más que una auténtica joya para coleccionistas: el Pendentif Boule.
Con forma esférica, su bola rueda y gira al tiempo que sus diamantes centellean. Y todo gracias a una delicada labor de engaste en la que los artesanos de la firma trabajaron con más de 483 piedras, tantas como cubren el oro gris hasta hacerlo casi desaparecer (420 en el canto y 63 en la corona). El reverso hemisférico, recubierto de cuero en los talleres de La Montre Hermès, es fiel a la tradición marroquinera de Hermès y el cristal de zafiro protege a la esfera, de nácar natural blanco con delicados índices perlados.
La pieza que se ha presentado se ha elaborado en piel mate de cocodrilo teñida en color índigo con cadena de oro gris, pero también puede encargarse en otras tonalidades. Cuenta con cinco rubíes, un diámetro de 11 mm (2,5 de grosor) y es estanco a 3 atmósferas. Su precio, disponible bajo pedido. ¿Quién no se lo pide para Navidad?