Fue en los glamourosos años 50 cuando el mundo descubrió Mykonos, cuando dejamos de verla como una isla de tantas perlando la costa griega y el mar Egeo; sucedió, no tanto por la fuerza oculta de los gigantes muertos y enterrados bajo su granito ni por la paz y el descanso de Hércules tras vencerlos, aunque la magia de la mitología griega habita también en Mykonos… fue más bien por el azul del cielo y del mar, por la blanca belleza de sus calles y sus casas, por su calidez y encanto, por sus atardeceres mágicos y veladas infinitas… por su tiempo, el tiempo de la vida bella y buena, el tiempo de Mykonos.
Un tiempo que nos trae Hublot con precisión suiza en una edición limitada cuyo único inconveniente es que sólo se comercializa en Gofas, Mykonos y hasta allí has de ir para hacerte con él… claro que igual, más que un inconveniente, esta es una más de sus ventajas y bellezas; esfera en azul y plata, azul de mar, cielo y Mikonos, plata de brillo y luz; el detalle a las tres, el molino, símbolo de la isla y el archipiélago en que habita, las islas Cícladas, caja de titanio y cronógrafo para medir el tiempo mediterráneo con la exactitud suiza, la de los relojeros del mundo; y la correa, en piel de cocodrilo tintada en azul mar profundo, acariciando el cobalto oscuro.
Se nos antoja un reloj evocador, representación perfecta de la idea que lo inspira, el tiempo isleño, mediterráneo y azul.