Desde los tiempos del Imperio Romano, el título de César, del latín Caesar, designa a un emperador. Título imperial, cabeza del imperio, que en su origen también tomó el significado de bello, de hermoso.
Y desde esta raíz latina, enredándose con el alemán, emerge la palabra Káiser, que igual enuncia al emperador, aunque para nuestro caso también valdría lo de hermoso. Porque así se siente Karl y así lo proyecta en sus diseños. Coquetería máxima, que le ha valido esa imagen suya de cuellos de camisa de largas puntas y anchas solapas, y esa versión de diario, del guante de piel recortado.
Pues él, convertido ahora en emperador de la moda, también se ha atrevido a vestir el tiempo, diseñando una línea de relojes, entre los 200 y los 600 euros. Una aventura que asume junto al Grupo Fossil, con la que vuelve a poner de relieve a este complemento, como accesorio de moda.
Y ahora sí, su particular visión del tiempo toma forma en pulseras de acero inoxidable, cueros metalizados, tachuelas con forma piramidal, cremalleras y vistosas cadenas. Una colección de 50 modelos para hombre y para mujer, repartidos en una serie de 7. Su número, que junto con el color negro, nos vuelve a poner de manifiesto sus fetiches, sus amuletos.
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