Con cada uno de sus relojes, Cuervo y Sobrinos evoca el ambiente de La Habana a finales del siglo XIX, época en la que la ciudad era el centro de peregrinación de intelectuales, artistas, la alta sociedad y hombres de negocios; el peregrinaje era continuo a La Perla del Caribe para disfrutar de su intensa vida social que se desarrollaba en un ambiente elegante y glamuroso. Cuervo y Sobrinos contribuyó a crear ese Tempo Lento de La Habana tan distinguido con su ritmo distinto, pausado, con el que la vida se vivía minuto a minuto.
A Cuervo y Sobrinos le gusta alardear de sus orígenes cubanos y de la herencia recibida. Con la colección Historiador rescató uno de sus relojes producidos entre los años 40 y hasta finales de los 50 que se distinguía por su clasicismo y por el diseño inconfundible de las asas de la caja. Su clasicismo atemporal y su distintivo diseño lo ha heredado el nuevo Historiador Cronógrafo Landeron, lanzado en edición limitada de 50 ejemplares.
Es más que evidente el estilo vintage tanto en la caja de oro rosa 41 mm como en la esfera, que reproduce un diseño de los años 50 en esmalte blanco. El reloj Historiador Cronógrafo Landeron saborea el sabor añejo también con su singular tipografía, en los dos contadores cronográficos clásicos–de 45 minutos y segundos continuos- y en el taquímetro que perfila el dial. Pero, además, este reloj tiene un gran valor histórico por su calibre vintage de los años 50; los cincuenta mecanismos de carga manual que equipan Historiador Cronógrafo Landeron han sido restaurados pieza a pieza por Cuervo y Sobrinos. Ofrece una reserva de marcha de 38 horas.
Cuervo y Sobrinos se siente muy orgulloso de este reloj que considera “obra de arte y de un gran clásico”.
El Tempo Lento de la Habana se saborea también en la actualidad, en el cuartel general de la firma en Suiza. Es la filosofía de Cuervo y Sobrinos.