Relojes

El arte de Blancpain

Blancpain baña al dios Ganesha en shakudō.

Es un reloj, pero podría ser catalogado de obra de arte y nadie se rasgaría las vestiduras. Blancpain ha explotado al máximo su talento relojero y artístico en este reloj que rinde culto a Ganesha, el dios hindú de la inteligencia y la sabiduría, el primogénito del dios Shiva y la diosa Parvati representado con cuerpo humano con cuatro brazos y cabeza de elefante.

El dios Ganesha es la estrella de una de las últimas novedades de la colección Villeret presentada en Basilea 2015, una de sus más artísticas expresiones pues entran en escena los oficios artísticos (Métiers  d’Arts) que la manufactura relojera más antigua del mundo conoce y domina perfectamente, aunque sean técnicas ancestrales poco utilizadas en la relojería. Es el caso del damasquinado y la técnica del shakudō.

Los artesanos de Blancpain han grabado en oro al dios Ganesha, representado de forma detallada y rodeado de motivos tradicionales hindús. Han hecho uso del proceso de damasquinado, que consiste en vaciar la superficie para delimitar las líneas del diseño y martillear los hilos de oro para incrustarlos en las cavidades, antes del proceso de decoración y grabado.

El reloj Villeret que Blancpain dedica a Ganesha ha sido pintado con la técnica del shakudō, empleada antiguamente por los artesanos para decorar con grabados u otras ornamentaciones las guarniciones de los sables, objetos de decoración o joyas.

El  shakudō es una aleación compuesta por cobre y oro utilizada para cubrir una superficie con una pátina de color oscuro, fundamentalmente en tonos marrones, azules y negros. El color negro es más profundo e intenso en función del número de inmersiones de shakudō en la solución de acetato de cobre, de color verde gris, que se denomina rokushō.

El dios Ganesha domina la esfera de este creativo reloj Villeret que Blancpain propone con caja de oro rojo de 45 mm con la clásica forma doble pomme que identifica a los relojes Villeret, y con un movimiento de cuerda manual decorado con Côtes de Genève.

Cada pieza es única porque cada grabador tiene una sensibilidad diferente y obtiene unos matices y unos efectos de profundidad irrepetibles.