Relojes

Cockpit B50, cuando el tiempo pasa volando

El último cronógrafo de Breitling, preciso e intuitivo, está diseñado para aviadores.

Vivir volando es una actitud. Y no nos referimos a vivir rápido sino a hacerlo en el aire y dentro de un avión. Con las nubes como únicas compañeras, el cielo por delante y una sensación de libertad que solo se experimenta a unos cuantos kilómetros de la tierra.

La marca Breitling ha lanzado un nuevo cronógrafo pensando en los pilotos y su estilo de vida. Un reloj electrónico multifunción con tales características que le convierten en el compañero perfecto para acompañar a los aviadores en todas sus misiones. Una de sus peculiaridades es que tiene un calibre con indicación analógica y digital –diseño exclusivo de Breitling-.

Es el modelo Cockpit B50, un cronógrafo fácil de manejar y tremendamente legible. Su apariencia robusta engaña ya que es ligero debido a su caja hecha en titanio natural. Va recubierta con un revestimiento negro de carbono, lo que le otorga una toque técnico pero también deportivo y muy masculino.

Lucir un Cockpit B50 en la muñeca puede significar dos cosas: que se es piloto y que se tiene muy buen gusto. Con elegancia, destaca por sus prestaciones pero sin dejar a un lado el diseño que tanto le caracteriza. Pero, ¿por qué es especial este cronógrafo?.

Su mecanismo SuperQuartz es diez veces más preciso que el cuarzo convencional, cuenta con un segundo huso horario, calendario perpetuo, cuenta atrás con alarma, función flyback, cómputo de tiempos por vuelta y un chrono flight para registrar hora de salida, llegada y fecha de cada vuelo, entre otras utilidades. Y una peculiaridad muy útil, cuando se inclina la muñeca 35º, se ilumina para poder consultar la hora sin despegar las manos del volante o el mando del avión.

Está disponible con esfera negra, azul o gris, las tres de 46 mm, que combinan con correas de caucho o titanio. Ideado para experiencias extremas, el Cockpit B50 también ha sido creado para lucir a pie de calle. Eso sí, solo por amantes de la aviación y de los deportes de riesgo, solo por aquellos hombres que aspiran a llegar alto, con un único límite: el cielo.