Desde hace un tiempo, las cajas de los relojes, que a finales de los años 1990 se expandieron hasta diámetros insospechados, vuelven a dimensiones más terrenales y más cercanas a un prototipo de reloj imperecedero, que huye de las extravagancias.
Y es que la tendencia que marca el empleo de cajas más reducidas no se basa ya en las exigencias de un público asiático de muñeca más pequeña, sino que responde más bien a una demanda global.
Son muchas las marcas, de todas las categorías e índoles, que se suman a esta tendencia que ofrece, además, la posibilidad de que las mujeres sean depositarias de piezas hasta ahora excluidas de su repertorio.
Muchos son los ejemplos y de entre todos ellos destacamos el modelo Gucci G-Timeless en versión automática, con caja de acero y PVD oro amarillo de 38 mm. Un modelo sobrio y perfectamente unisex que condensa un gran clasicismo sin prescindir de los códigos estéticos de la firma italiana.
El modelo Patek Philippe Calendario Anual referencia 5396 en caja de oro blanco de 38,5 mm y esfera en latón gris galvánico motivo soleil es un ejemplo más de esta tendencia de diámetros contenidos que es ciertamente a la vez un signo distintivo de la casa. No podemos dejar de reseñar que con este modelo la manufactura ginebrina celebra el vigésimo aniversario de su Calendario Anual patentado, un calendario completo que solamente necesita una corrección al año.
Finalmente, el modelo MeisterSinger Phanero con esfera marfil y caja de acero de 35 mm es el que mejor define esta tendencia, ya que sus escasos milímetros de diámetro recuerdan directamente a los denominados relojes tipo cadete que durante tanto tiempo acompañaron nuestra intrahistoria.
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