El diamante es el mineral más duro que existe y también el que más suspiros y deseos despierta en las mujeres. Cartier lleva más de 160 años jugando a su antojo con esta maravillosa piedra preciosa que ha posado en las más bellas joyas y en mágicos relojes de forma creativa y rompedora. Pero a Cartier le gusta ir siempre un paso por delante. Le apasiona innovar para renovar los deseos femeninos. La firma parisina nutre la historia de la relojería y la joyería con una nueva sorpresa creativa. Inspirada en la técnica de engaste “en tremblant” del siglo XIX, la maison ha desarrollado la técnica del engaste vibrante para que sus diamantes palpiten. Libera a los diamantes de toda fijación para que dancen y con su sutil movimiento, similar al latido del corazón, desprendan más luz, más brillo. Su resplandor embelesa, cautiva...Es chispeante. Cartier ha solicitado varios patentes de su revolucionario engaste invisible, el engaste vibrante.
Este aderezo vivo, vibrante como lo llama Cartier, se estrena en un reloj que se entrega a la innovación permanente: el mágico Ballon Bleu. El reloj Ballon Bleu de Cartier Engaste Vibrante es una de las versiones de este reloj más hipnótica. El efecto es realmente prodigioso porque da la sensación de que está vivo con su palpitar electrizante, sus destellos…
Aunque su caja de oro blanco mide 42 mm, Ballon Bleu de Cartier Engaste Vibrante emana delicadeza y sensualidad. El reloj es un completo tapiz de diamantes. La caja, la esfera, las asas y el brazalete se recubren de diamantes talla brillante. La corona es un cabujón de zafiro y las manecillas de acero azulado en forma de espada tienen la mejor sala de baile para danzar al son de la música que marca el calibre de cuerda manual extraplano. En la esfera los diamantes se posan sobre una superficie de oro blanco de 18 quilates con tratamiento NAC.
Cartier sólo ha creado 20 relojes de su Ballon Bleu de Cartier Engaste Vibrante, una edición muy limitada de un reloj mágico, vivo.