Reflexiona Celeste Maia, artista mozambiqueña afincada en Madrid: “¿Qué es el tiempo? ¿Qué es lo que miden los relojes, en realidad?”. Cree Maia que el tiempo es evidente en relación a ciertos movimientos como amanecer y atardecer, día y noche o los cambios de estación. Hasta ahí bien. Pero llegó Einstein con su teoría de la relatividad y se cargó esta concepción. A partir de él todo fue distinto: “Einstein sostuvo que el tiempo es otra dimensión, que está entretejido con el espacio. Su teoría de la relatividad afirma que el tiempo no es uniforme ni absoluto en relación con las experiencias cotidianas. Que pasado, presente y futuro son una ilusión y que el tiempo puede ser reversible y existir simultáneamente en diferentes dimensiones”.
Todo comenzó cuando los responsables de Colomer & Sons le pidieron a esta artista figurativa que decorara las esferas de una de sus exclusivas colecciones de relojes suizos. Maia aceptó pensando que lo más complicado sería trasladar sus creaciones al tamaño diminuto de un dial de reloj. Sin embargo, poco después descubrió que aquello sería sólo una sencilla cuestión técnica comparada con la descomunal tarea de resolver qué es el tiempo y cómo representarlo. Se enredó entonces en una apasionante labor de investigación que la llevó a recorrer diferentes ideas relacionadas con él: el Big Bang, las mareas, el tiempo lunar, la mecánica cuántica, el efecto mariposa, el Púlsar o estrella de neutrones, las neuronas... También repasó instrumentos, como el astrolabio, los cuadrantes para la navegación, los relojes de arena, y los oficios, como el de navegantes y exploradores que se las ingeniaron para entender el mundo y su forma.
Finalmente, aquellos apasionantes hallazgos se tradujeron en más de 200 esbozos. De entre ellos seleccionó 20 que son los que decoran las piezas de la colección Arte en la Muñeca, que se exhibe hasta el 2 de octubre en el Centro Cultural de Cascais. Cada reloj, firmado por la autora, se acompaña de un texto que explica el concepto temporal que lo inspiró. Y en todos una deliciosa cita. Nos quedamos con la que firma Sophia de Mello y acompaña al modelo Thermopylae: "Hace mucho que dejé aquella playa. De grandes arenales y grandes olas. Pero soy yo quien todavía respira aquella brisa. Y es a mí a quien espera su brillante marea baja".
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