Relojes

Drive de Cartier, nuevo icono de la masculinidad

El nuevo Drive de Cartier hace realidad los sueños de los amantes de la más bella relojería.

Con el lanzamiento de Drive de Cartier, la marca perpetúa su larga tradición como maestro de la forma y da un paso más en el refinado universo masculino, Drive de Cartier compite hoy con sus ilustres predecesores Santos, Tank, Ballon Bleu o Clé, y lo hace bajo una nueva apariencia arquitectónica: la caja cojín.

El automóvil –la otra “máquina” más querida por el hombre- está presente como una referencia delicada pero fácilmente reconocible, reflejándose en cada detalle del nuevo Drive de Cartier. Desde la esfera guilloché con motivos que evocan el diseño de una calandra, al cristal abombado, el contador de segundos situado a las 6 horas e incluso al perfil de perno de la corona.

El modelo Drive de Cartier se declina en varias versiones. En caja de oro rosa o acero, presenta una esfera guilloché de color negro, gris o blanco, con números romanos y manecillas en forma de espada.

Desde el punto de vista mecánico, el fondo de cristal de zafiro permite admirar el movimiento manufactura 1904 MC que, creado en 2010, es uno de los primeros movimientos concebidos, desarrollados y ensamblados por la manufactura y obra de Carole Forestier-Kasapi, responsable del desarrollo de movimientos de Alta Relojería y de la creación de movimientos. El calibre está disponible en dos versiones: horas, minutos, pequeño segundero y fecha para el 1904-PS MC; o segundo huso horario, indicador día/noche, gran fecha y pequeño segundero para el 1904-FU MC.

La versión Alta Relojería, Drive de Cartier Flying Tourbillon, está equipada con el movimiento 9452 MC, con un hipnótico tourbillon volante que ha sido ensamblado y ajustado en los talleres "Poinçon de Genève" de Alta Relojería Cartier de la boutique Cartier de Ginebra, en el 35 rue du Rhône. Es ésta una pieza deportiva y sofisticada al mismo tiempo, cuya esfera en su conjunto es más compleja que las otras versiones de Drive de Cartier, ya que las cifras romanas se muestran en relieve sobre una superficie satinada rayos de sol que contrasta con el guilloché blanco.

Desde la sencillez del modelo con pequeño segundero y fecha a la complejidad del Flying Tourbillon, el amante de la bella relojería podrá ver cumplidos sus deseos de hacerse con una de las máquinas más envidiables e icónicas de los próximos años.