Lucir

Porstmounth 1946

Calzado cómodo, suave incluso en el color, de inspiración cincuentera... muy vintage, mucho estilo.

Daniel, William y Joseph eran cuatro tipos de Nueva Inglaterra que, cuando fabricaron su primer zapato, no podían imaginar cómo y cuántos vendrían después. Ocurrió en 1946.

Empezaron por los polupares mocasines indios y pasaron después a los zapatos de cuero cosidos a mano; en 1954, dos años antes de cumplir década, celebraron la fabricación de su par de zapatos número 1.000.000 y, arropados por el glamour de los 50, iniciaron la fabricación de mocasines para nosotras; fue ésta también la década de su conquista del viejo continente a partir del enamoramiento absoluto que sufrió el suizo Sr Gaudier tras cuyo efecto se convierte en el distribuidor de la firma en Europa.

Y de la mitad del siglo pasado a hoy, la vida de una firma en creatividad y crecimiento que va, esta primavera, poco más allá de sus principios en lo que a inspiración se refiere; inspiración en una vida más relajada, más suave, cálida... más de primavera y de verano, en la comodidad del calzado usado, ya hecho a los pies que viste.

Esa evocación toma forma en una colección natural, hecha en materiales lavados y desgastados, vivida bajo el efecto del mar y el sol, de la calidez del verano y la vida.

El resultado a la vista está, calzado cómodo, suave incluso en el color, de inspiración cincuentera... muy vintage, mucho estilo.

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