Para elaborar sus nuevos catálogo y campaña publicitaria, los de Rimowa han echado la casa por la ventana. O mejor, la maleta por el avión...
En 1937, Richard Morszeck (hijo del creador de la firma, Paul Morszeck), tomó como fuente de inspiración los aviones que protagonizaron los albores de la aviación, modelos pioneros en un mundo dominado por emprendedores y aventureros. Morszeck adaptó uno de los materiales de aquella industria, el duraluminio, el colmo de ligereza y estabilidad, con el que consiguió producir equipaje: primero, un baúl que sorprendió por su bajísimo peso; años después, en 1950, una maleta. Esta última homenajeaba a un avión legendario, el Junkers JU52, y reproducía en su cubierta la chapa ondulada de la carcasa de la nave.
Hoy la casa alemana con sede en Colonia sigue produciendo sus maletas de superficie acanalada y comercializa sus productos en más de 65 países. Sus señas de identidad siguen siendo un diseño elegante y llamativo; una tecnología excelente y unos equipajes increíblemente livianos.
Como comentábamos, para su nueva campaña, han desplazado a un equipo de primera a la pista de aterrizaje Son Bonet situada en la Isla de Mallorca. En ella, la súper top brasileña Alessandra Ambrosio y el alemán Johannes Huebl protagonizan bajo la batuta del fotógrafo Horst Diekgerdes una historia de esperas y demoras, citas y desencuentros. El argumento típico en cualquier aeropuerto del mundo.
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