Cuántas ciudades con ríos llenos de vida, con olores característicos, con barrios de visita obligada pero solo con un monumento que consigue identificarlas por completo. Hay monumentos que van ligados al nombre de la ciudad, que se han convertido en su icono y en la imagen de todas sus postales. Monumentos que hablan por sí solos y que, con el paso de los años, han ido forjando su propia personalidad.
La Sagrada Familia inició sus obras el 19 de marzo de 1882 siguiendo el proyecto del arquitecto Francisco de Paula del Villar. A partir de 1883 fue Gaudí quien se encargó de su continuación hasta su muerte, año desde el que varios arquitectos se han hecho cargo de la obra siguiendo sus ideas.
El Big Ben, de 96 metros, es la torre con un reloj de cuatro caras que corona el Parlamento inglés. Su construcción, de estilo neogótico, se terminó en 1858 y el reloj entró en funcionamiento un año después.
La Estatua de la Libertad, de 46 metros de altura, fue un regalo de los franceses para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Se inauguró en el año 1886 en la isla de la Libertad y fue obra del escultor Frédéric Auguste Bartholdi.
La Torre Eiffel, de 324 metros, fue construida por la compañía de Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889 que se celebró en la ciudad. Está realizada con 10.000 toneladas de hierro y ostentó el título del edificio más alto del mundo durante 40 años, hasta la aparición del Edificio Chrysler en Nueva York.
Puedes llevar todos estos iconos en forma de charm en tu pulsera gracias a la firma Pandora, por un precio de 39 euros.
Galería de imágenes
-
1
-
2
-
3
-
4