Lizzy Jagger, la mayor de los cuatro hijos de Mick Jagger y Terry Hall, plantó sus estudios con tan solo 14 años y la decidida oposición paterna al respecto de ese plante. Pero Lizzy, ya entonces, tenía claras su limitaciones y posibilidades. Esta bella neoyorquina, que luce en su rostro e incluso en su cuerpo, la belleza de su madre y rasgos de caracter e impaciencia más propios de su padre, logró lanzar su carrera desde muy joven y convertirse así en una indiscutible top del momento.
Actualmente Lizzy Jagger, a sus 31 años y en plena juventud, sigue luciendo su belleza y, junto a ella, las propuestas de Maniamania para la próxima primavera; y es que la mayor de los hijos de Jagger, en esa belleza suya fruto de la mezcla de los rasgos de su madre con el rock&roll de su padre, da como resultado un encanto y una dualidad personal que la han convertido en embajadora de excepción.
La sugerente firma joyera complementa su propuesta previa para el mismo tiempo, Inmortalia, con su antítesis; si Inmortalia era todo luz, Maniamania Fine es la sofisticación de la noche y su misterio. Esa misteriosa sofisticación se enjoya en nuevos diseños neoyorquinos y piedras semipreciosas, ópalos, cuarzo, aguamarina o dimantes champagne.
La campaña, cuyas imágenes son de una belleza plástica incuestionable, pretende jugar con la herencia Jagger de Lizzy en contraposición con la historia de la joyería, que nos puede dar luego mucho juego para no menos cosas. En Maniamania saben bien que las joyas tienen algo de eterno y guardan dentro del brillo de sus piedras lo vivido en cada tiempo, de ahí su fuerza e incluso su magia. La misma fuerza y la misma magia que luce Lizzy Jagger también abanderando su propia historia.
Déjate seducir por Maniamania y regálate un capricho joyero...
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