Ésta no es una historia de piratas. No hablaré de Isla Tortuga ni de mapas del tesoro. Ésta es una historia de corsarios, de hombres con licencia real para saquear, hechos a sí mismos en una ruta que nadie olvidará jamás en las bitácoras del Mar Caribe: la Ruta de las Indias. Nuestro destino: Veracruz.
Habíamos partido de nuestra querida Inglaterra un 2 de mayo de 1577. Llevábamos meses navegando con un objetivo, el Mar de las Antillas. Allí nos esperaban los navíos españoles y, a muchos, la libertad que nuestra vieja isla nos impedía disfrutar. Y sin embargo, fue antes de todo aquello, de las aventuras que otros llaman de piratas, de los cañones y las espadas, de las mujeres y el vino, cuando obligados a aquella especie de encierro voluntario en el Golden Hind, creamos una leyenda que hoy conocéis bajo el nombre de Francis Drake.
“Una historia de corsarios, de hombres con licencia real para saquear…”, no se me ocurre mejor contexto para introducir esta pequeña, pero selecta propuesta que Uno de 50 nos propone para lucir esta primavera. Un anillo con forma de coral, como recién extraído del mismísimo Mar de las Antillas, un collar de cuentas de cristal por cada una de las victorias que los hombres de Drake cosecharon a su paso y un colgante de turquesa robado a la española más bella jamás vista por un inglés del Golden Hind. Los cuentos de piratas siempre se dejaban la mejor parte.