En esta colección de Sarah & Sebastian, Pendel, descubrimos dos ideales de belleza, uno confesado por la firma, otro callado; el confesado lo representa la obra del escultor americano Alexander Calder, una inspiración que no sorprende porque nada puede resultar más natural que las creaciones de Calder con un alambre inspiren las joyas de líneas depuradas de Sarah & Sebastian; junto a esta inspiración claramente vanguardista descubrimos otra que es, estéticamente, su antítesis porque a la vista de la campaña que presenta Pendel no podemos menos que recordar a la clásica belleza griega.
La elegancia, la originalidad y la falsa simplicidad de las piezas de Sarah & Sebastian son infinitas, en Pendel se hacen acompañar, además, por piedras preciosas en un amplio espectro de color aunque ahora y siempre en las joyas de esta firma australiana son el oro macizo y plata de ley los que ejercen de hilo conductor de la colección completa dejándose modelar al calor de las esculturas de Alexander Calder.
Y es que el oro macizo y la plata de ley son a Sarah & Sebastian lo que el alambre de acero inoxidable era a Alexander Calder, la esencia, la clave, la base, lo esencial de su creatividad que se despliega en ellos en una rotunda muestra de belleza. De Calder recordamos sus grandes esculturas pero no olvidamos tampoco sus miniaturas de alambre, nos sucede con Sarah & Sebastian que cada colección nos hace recordar a la anterior y en todas ellas encontramos piezas que querríamos encontrar en nuestros joyeros.
Puedes pasear la galería que ilustra esta noticia y descubrir en ella las piezas de la colección Pendel de Sarah & Sebastian pero, si además quieres hacerte con alguna de sus joyas, podrás hacerlo en la e-store de la firma australiana; eso sí, ten en cuenta que las piezas más sencillas y en plata de ley superan los 140 dólares mientras que las de oro pueden alcanzar los 1000.
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