Con Graff siempre sucede lo mismo, es ver sus joyas y olvidar la clásica pregunta ¿qué me pongo para esta fiesta o aquel evento? Es el efecto Marilyn, quien una vez tenía dos gotas de Chanel nº5 puesta para dormir olvidaba todo lo demás... Ni decimos que sólo haya que vestir las joyas de Graff pero sí que lo que te pongas con ellas es secundario, es más, debería ser un vestido sencillo en un tono neutro que no reste ni un ápice de protagonismo a las joyas porque las joyas de Graff crean ellas solas todo un País de las Maravillas de oro y diamantes.
Diamantes blancos y amarillos engarzados en oro blanco y diseñados para deslumbrar (cabe recordar que algunos de los diamantes amarillos más espectaculares del mundo los tiene Graffy que sus joyas protagonizadas por diamantes blancos son, sencillamente, inolvidables); esmeraldas con diamantes blancos que destacan de manera notable y zafiros también con diamantes blancos que, inevitablemente, te harán pensar en la famosa joya del Titanic que Kate Winslet llevaba accidentalmente en su bolsillo tras el naufragio del espectacular trasatlántico.
Recuerda que un diamante es para siempre y si está engarzado en una joya Graff... es para siempre jamás.
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