El color refleja emoción y ésta a su vez se viste de color; el rojo para el amor y la pasión, el verde para la esperanza, el nostálgico azul... Y es que el color es un buen camino hacia el corazón incluso si hablamos de las joyas de la corona, que son siempre únicas e irrepetibles, como cada emoción.
Claro que las hay que son, además de únicas, sorprendentes, como sucede con la serie de huevos de pascua que realizara Fabergé, el ilustre joyero y orfebre de San Petersburgo, para la familia del zar y que se convirtieran en las joyas de la corona rusa por excelencia.
Fabergé sabía del trabajo sobre metales preciosos y sabía de la emocionalidad del color; y en este invierno que nos acoge, la firma que lleva su nombre desde que la fundó hace más de siglo y medio, nos propone el color como arte y guía de nuestras joyas.
La colección emotion de Fabergé viaja a la esencia de la casa en lo que al uso del color se refiere y compone piezas únicas cargadas de la fuerza emocional que contienen las gemas que las forman.
La joya de la corona -o la colección- no es en esta ocasión un huevo de pascua ni un diamante por más que sean éstos para siempre, es un anillo que recoge tantas emociones como seas capaz de sentir; lo forman 300 gemas -zafiros, esmeraldas, rubíes, diamantes y tsavorites- colocacas artística y artesanalmente para... ¿ti?
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