La actriz mejicana María Féliz, amante de las joyas y de los reptiles, realizó dos pedidos impresionantes a los talleres de la casa Cartier.
El primero, en 1968, fue un collar con forma de serpiente, totalmente articulado. Se lo fabricaron en platino, oro blanco y oro amarillo. Incluye 2.378 diamantes y dos esmeraldas, talla pera, que son los ojos. La Doña, como era conocida la diva, pidió en 1975 dos cocdrilos de oro, engastados en diamantes y esmeraldas. Por separado son dos broches y juntos, si se muerden, componen un fabuloso collar.
La serpiente se puede visitar hasta el 31 de mayo en la joyería Cartier del Paso de Gracia en Barcelona. De allí se trasladará a la del Puerto Banús, donde será expuesta hasta el 2 de junio.