Oro amarillo, esmeraldas, diamantes y lapislázuli dan forma y joya a una nueva colección Cartier, se trata de Cactus, una propuesta que en su nombre confiesa de antemano su inspiración.
Los cactus son una planta resistente y audaz, una que podemos mirar pero que evitamos tocar, que florece lo justo, en ocasiones sólo por la noche, y que se mantiene impasible tanto bajo el tórrido sol del desierto como en la intensa frialdad de sus noches. Su forma y su esencia se convierten en la inspiración perfecta para una colección de joyas que evoca precisamente esa forma y esa esencia.
La nueva propuesta de Cartier es joven y casi vanguardista en algunas de sus piezas, es sugerente y, por encima de todo, preciosa, tanto como las piedras que, engarzadas en oro amarillo de 18 quilates, dan forma de brazalete, colgante, anillo o pendientes a los cactus más bellos, que son aquellos cuyas flores se representan con esmeraldas, diamantes y lapislázuli -la maravillosa piedra azul que protagoniza una de las joyas más importantes del mundo: la máscara funeraria del faraón niño Tut-Anj-Amón-.
Es la audacia y la solvencia así como su capacidad de florecer en los ambientes extremos en que viven, lo que de los cactus ha llamado más intensamente la atención al equipo de Cartier, que ha visto en esta planta la esencia de la mujer actual.
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