Tengo ganas de ti se convierte en best-seller en 2006. Una historia de Federico Moccia que narra cómo un joven enamorado, convence de su amor a una mujer, utilizando una leyenda en la que los novios colocan un candado y una cadena, en el tercer farol del lado norte del puente Milvio, en Roma, y después de cerrar el candado, tiran la llave al río Tíber. Que no deja de ser una bonita metáfora del Together Forever que cantaba Rick Astley.
Y de la novela, la historia salta a la calle, concretamente a los puentes, donde los candados del amor se convierten en símbolo universal de la unión para siempre. Hhezollern en Alemania, Most Ljubavi en Serbia, Ponte Vecchio en Florencia, Pont des Arts en París, o el Puente Humber en Toronto, son sólo un ejemplo.
Leyenda o no, obra de Moccia o quizás de una leyenda Húngara de los ’80, los candados dejan de ser un objeto para pasar a ser un símbolo. Al que Louis Vuitton ha sacado partido en su última colección de joyería.
Lockit es un homenaje a los enamorados, alegoría del compromiso que acompaña a la historia de la Maison desde el Steamer Bag. Al principio como mero objeto funcional, y ahora como protagonista en los anillos, las pulseras y los colgantes de esta colección.
Y parafraseando al Rick más ochentero, con Lockit to be together forever with you.
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