Cuando John Peterson publicó en 1967 Los Diminutos, una serie de libros infantiles convertida en serie de televisión; y antes que él Mary Norton escribiese The Borrowers, una historia que también fue llevada al cine, no se podían imaginar que cuarenta y cinco años después, la recreación de esos universos en miniatura, servirían de inspiración a grandes de la fotografía como ChrisMcVeigh, Slinkachu o Vincents Bousserez.
Recrear a gente pequeñita interactuando con objetos de nuestra vida cotidiana, pero dándoles un sentido diferente, es algo que da mucho juego. Así que cuando un imperio como el de Louis Vuitton contrata a Bousserez, un genio en esto de las tallas pequeñas, para dar valor a su marca centrándose en sus complementos, además de un cambio de perspectiva evidente, consigue generar en el espectador un guiño al humor, un pequeño viaje al mundo de la fantasía, y un mejor conocimiento sobre el savoir-faire de la firma francesa.
Jugadores de golf sobre una pista Monogram, un limpiador de cristales ante la superficie curvada de unas Daisy, obreros perforando y calibrando las hendiduras de las letras sobre la tapa serigrafiada del libro Louis Vuitton-Marc Jacobs, o unos motoristas atravesando el interior de las billeteras Zippy, son sólo un ejemplo de estas vidas extraordinarias donde predominan las texturas, las piezas de metal y los detalles de pespuntes.
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