Décadas atrás era el profesor quien antes descubría el mal ojo de alguno de sus alumnos, no se trataba de una cuestión de pericia sino de pizarra, si no ves bien y la pizarra está lejos ni entrecerrando los ojos ni mirando de medio lado consigues ver y entender lo que allí pone; habrá casos todavía hoy, no diremos que no, pero lo cierto es que las revisiones médicas que solemos hacer todos los años a los niños suelen darnos la mala noticia antes de que los delate la pizarra y cuando miras a los ojos al pequeño y tienes que explicarle que necesita gafas lo haces con cierto pesar y algo de preocupación porque sabes que los niños, a veces, son traicioneros... Claro que luego descubres que las cosas no son como eran empezando porque las gafas no son como eran, no sólo gustan sino que gustan tanto que a los niños les cuesta elegir sólo una, más si las monturas que les ofreces son las de Etnia Barcelona.
Puestos a llevar gafas, llévalas bonitas, esa máxima aplica también a los niños pero en su caso es todavía mejor porque la creatividad en las monturas infantiles no piensa en la necesidad de elegancia o discreción sino en lo que más guste a los niños y lo que mejor siente a su cara, no se privan de formas ni colores y transforman el momento ¡tienes gafas! en uno mucho más interesante ¡qué gafas tan chulas!.
Nadie quiere que sus niños vean mal pero, llegados a ese punto sin retorno en el que alguna deficiencia visual se hace fuerte en sus ojos, nada como hacer de la necesidad virtud y darles a los niños el gusto de lucir unas gafas que serán la envidia incluso de los que tiene mejor ojo.