Esta claro que si la antiguedad de una empresa es sinónimo de garantia, el fabricante de material de escritorio Faber-Castell se lleva la palma. Creada en 1761, esta marca convirtió sus lápices en el primer útil de escritura con marca del mundo, y desde entonces elabora sus productos con mimo y dedicación para hacer de un elemento tan simple como un lapicero toda una obra de arte, como ha vuelto a demostrar con este precioso estuche.
Con cinco de sus preciados lápices de madera de cedro, el estuche incluye un elegante alargador bañado en platino para poder usarlos hasta el final y que además esconde un perfecto afilalápices para tener nuestro Faber-Castell siempre a punto y una serie de gomas que nos permiten tener a mano todo lo necesarios para escrbir, corregir y afilar.
Y para los más sibaritas el alargador también está disponible en plata maciza de ley.