San Jorge, San Andrés y San Patricio combinan sus cruces y colores como símbolos de un imperio y componen un icono, la Union Jack, que Hunter rediseña y lleva a sus botas para que te calces un pedazo de historia de la vieja Europa.
Las aspas y cruces de la bandera británica y su blanco, rojo y azul no responden a gusto estético ni diseño de vanguardia alguno, responden a la historia de un país dispar en su discreto tamaño y tan innovador y futurista como orgullosamente abrazado a su historia, símbolos y tradiciones.
Y para símbolo, por definición, su bandera; nada hay tan british como la Union Jack y por eso, en un año de exponerse y lucirse, acoger a medio mundo y repartir medallas olímpicamente, resulta inevitable rendir las espinillas a unas Hunter de gusto british porque, además, la Union Jack se viste de gala y oro para lucir nada discreta y muy elegante en Hunter y en nuestros pies. Y que llueva…