Así empezaba una de las canciones más conocidas de Antonio Machín. Bolerista, un romántico. Y de romances es de lo que quiero hablaros. De flechazos, de amores a primera vista. De pasos de baile al compás de una partitura de colores y pieles, de una sinfonía visual armónica, hipnótica, de tres movimientos.
Una atracción que nace en París, una fiesta para Heminway, y para nosotros el mejor lugar para enamorarnos. Y que nos conquista tras el nombre, de quien dio luz a la ahora République française, después de años de oscuridad.
Y es así como Louis Quatorze, esta vez en compañía de Esther Heesch, Emma Pei y Laurent Albucher, que son quienes marcan los movimientos de la marca francesa esta temporada, ha comenzado a formar parte de esos espacios visuales en los que logramos tocar la belleza.
Una firma gala de tradición artesana de la piel, que a pesar de fundarse en los '80, no se instaló en París hasta 2009, después de conquistar oriente.
Y ahora parafraseando al cantante cubano, sólo queda decir aquello de tú lo sabes muy bien, lo llevo en la mirada. Porque ahí es donde están Charlotte, Etourdie, Grace, Hope, Sancy y todos esos bolsos, que tras líneas y colores limpios, lejos de estampados y de ese barroco que sí acompañaba al Rey Sol, nos sedujeron bajo la delicadeza francesa, dando luz a ese espacio que Louis sabe complementar tan bien.
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