Si Cenicienta fuera un cuento actual no sería como es, no lo sería porque el príncipe sería princesa y además buscaría ella misma su zapato, un zapato que no sería de cristal sino de Valentino.
Sería rojo, probablemente, porque las princesas de hoy en día se apasionan desde suelo y empezando por los pies, tacón alto o quizá medio, cabe que incluso fuese un zapato a ras de suelo porque ellas son así pisan fuerte a todos los niveles y desde todas las alturas.
Pero hay algo que no ha cambiado y que probablemente no cambie jamás, las princesas son coquetas, siempre, tanto cuando vestían de rosa cuarzo o azul cielo como a hora que lo hace del negro más sofisticado o el rojo más encendido y provocador; es precisamente este ser coquetas por encima de todas las cosas lo que lleva a nuestras princesas a continuar eligiendo el bolso a juego con los pies y las opciones de Valentino resultan ser para todos los gustos y funcionalidades: bolsos de mano o bandoleras, tipo cartera, clutch y hasta mochilas; con tachuelas o detalles de color, discretos o estampados con absoluto descaro.
Valentino tiene un bolso para cada par de zapatos y un par de zapatos para cada ocasión, tiene una y mil combinaciones posibles porque, dado que no hay dos mujeres iguales, los accesorios han de ser a la carta de modo que cada una se complemente como guste, como sienta, como quiera... y pierda el zapato cuando quiera, donde quiera, cómo quiera... y sólo si quiere.
Y cabe que no quiera... ¿quién querría perder un Valentino siendo como es pura artesanía italiana de la piel, el diseño y el calzado y los complementos?
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