Al norte de París, más al norte de Amiens y Saint-Quentin, en el Nord Pas de Calais, la última región Francesa antes de Bélgica, está Cambrai.
De Cambrai -Española hasta que en 1667 el rey Sol, Luis XIV, la anexionó a Francia- procede una de las telas más elegantes, densas y resistentes: Batista o Chambrey. Su nombre se debe a Batista Cambray, un tejedor de Cambrai que en el siglo XIII buscando perfeccionar el proceso de manipulación del lino para hacer las telas mucho más finas, inventó este singular tejido que se hizo fundamental antes de que el algodón y el desarrollo mecánico de la industria lo fueran arrinconando hasta casi su desaparición en el XIX. Este proceso empleado inicialmente para el lino se emplea hoy para crear tejidos de altísima calidad y resistencia con algodón o mezclas de poliéster y viscosa que le dan una leve pátina de brillo.
Estas cómodas zapatillas de quita y pon de Fred Perry están hechas en un eterno chambrey azul o marrón con interior de tartán en contraste, suela de goma y los laureles bordados; ligerísimas y súper flexibles -como todas las de la línea Kingston de la marca- el chambrey de algodón con el que se producen garantiza su larga resistencia al desgaste. Y el diseño no puede ser más fresco y veraniego, más cómodo y con más estilo. Cuestan unos 50 euros.
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