40 no parecen demasiados para tener una firma de moda cuyo nombre es el tuyo, pero para Jérôme Dreyfuss han sido más que suficientes, incluso le sobraron algunos, claro que Dreyfuss era un diseñador sobradamente preparado...
Tenía claro su destino desde niño y con 17 años se marchó a París desde su Nancy natal para estudiar moda, en 2002, sin haber entrado todavía en la treintena, estrenó su primera colección no sin antes pasar un tiempo en el aterlier de John Galiano.
Lo que Dreyfuss no sabía entonces, era que su destino no era el vestir sino el lucir y complementar, eso lo descubrió más tarde a modo de rebelación bíblica: durante una cena de amigos descubrió que ninguno llevaba bolso, el motivo fue único y general, resultaba difícil encontrar un bolso a la medida de sus gustos y necesidades.
Aquella cena y aquella conversación sirvieron de inspiración a Dreyfuss quien se lanzó entonces al mundo de la marroquinería y los complementos. En él sigue hoy, basando su calidad y su estilo en las pieles sobre las que corta bolsos, zapatos, cinturones... Y es que lo primero para este lujoso diseñador francés es la piel, que como es natural y curtida siguiendo procesos artesanales, resulta lucir finalmente y siempre el mismo aspecto, de ahí la exclusividad y el lujo, cuando hablamos de piel curtida al modo tradicional si algo aseguramos es la diferencia entre piezas que son en su diseño iguales.
La campaña en la que Dreyfuss nos presenta las piezas que sugiere para el tiempo de bota y abrigo, es de lo más sugerente y bello, las mujeres se hacen acompañar por el amigo más fiel mientras los bodegones son de una belleza plástica incuestionable. De bolsos de tamaño medio a carteras de mano y salones de infarto son protagonistas de esta soberbia colección.
Si buscas exclusividad, belleza, clase y estilo además de la mejor marroquinería de París, buscas a Jérôme Dreyfuss.
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