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¡Viva el Monogram!

Louis Vuitton celebra el éxito de su sello distintivo con varios artistas y una colección muy especial.

Era el año 1854 cuando Louis Vuitton abrió su primera tienda en París. En ella vendía sus creaciones y tan solo cuatro años más tarde empezó a diseñar sus ya icónicos baúles rectangulares, que serían todo un éxito de ventas. La casa creó más tarde su famoso Damier y empezó a ser conocida internacionalmente.

Tras la muerte de Louis, su hijo Georges Vuitton creó el Monogram como homenaje a su padre. Lo que no sabía era que estaba ideando lo que sería el símbolo universal que caracterizaría la firma en su historia posterior. Una idea que una generación más tarde completó el nieto del fundador, añadiendo a las iniciales LV una flor de cuatro pétalos en el centro.

Como todas las buenas ideas, el Monogram merece una celebración y 160 años después ha llegado el momento de crear una colección especial para rendirle el tributo que se merece. El proyecto se llama Una celebración del Monogram y en él han participado seis personajes de la moda, el arte, la arquitectura y el diseño industrial.

Todos ellos han reinterpretado el símbolo de Louis Vuitton según su visión y, siguiendo los pasos de aquellos artistas que colaboraron en el centenario –tales como Manolo Blahnik o Helmut Lang-, han creado piezas tan extraordinarias como la identidad de la firma y la suya propia.

Christian Louboutin, Cindy Sherman, Frank Gehry, Karl Lagerfeld, Marc Newson y Rei Kawakubo forman un equipo de verdadero lujo, encargado de hacer realidad una colección dinámica, innovadora y, sobre todo, muy personal. Porque aunque ha pasado más de un siglo desde que Louis Vuitton hiciera realidad su mayor sueño, su esencia aún permanece más viva que nunca.

Variedad en cuanto a formas, tamaños y materiales, pero un nexo en común: pasión por la artesanía y el savoir faire de un artesano que supo transmitir su toque a las generaciones que le sucedieron.

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