Las firmas clásicas, míticas e icónicas del mundo de la moda, las que como Chanel se mantienen en el Olimpo del bien vestir y lucir, no están ahí por casualidad, no cabalgan el éxito una vez pierden a sus cabezas creativas sólo por el significado de la marca o por el legado de lo que un día fueron, lo hacen porque saben atraer nuevos talentos y desarrollarlos desarrollando así un futuro para sí mismas.
Si hay una firma que defiende cierta clasicidad en el vestir, esa es, sin duda Chanel y lo hace con la rebeldía de Karl Lagerfeld como aliado, un diseñador creativo y vanguardista que ha sabido entender la esencia de Chanel y traerla al S.XXI ¿cómo lo ha hecho? a esa pregunta sólo podría responder él y cabe que ni tan siquiera él tenga la respuesta completa porque se trata sin duda de un cúmulo de razones.
Razones entre las que encontramos, a simple vista, al menos una: sus campañas publicitarias, siempre espectaculares, siempre un alarde de belleza mayúsculo, elegantes, sugerentes, atractivas... ¿puede una niña de 16 años protagonizar alguna de ellas? ¿puede alguien tan joven ser el rostro de Chanel? la respuesta es sí, al menos si esos 16 años son los Kaia Gerber, la hija de Cindy Crawford.
Podríamos decir que Kaia ha salido a su madre pero, si bien tienen cierto parecido, la belleza de esta joven modelo es, como ella misma, única, tan dulce y glamourosa que es, por derecho, el rostro de los nuevos bolsos de Chanel.
Karl Lagerfeld, como acustombra, se ha ocupado personalmente de la campaña y es él quien se esconde tras el objetivo que imortaliza a la joven Kaia Gerber luciendo un Chanel en sus manos; son tres imágenes en blanco y negro -algo muy de sello Lagerfeld-, tres alardes de belleza que nos recuerdan que si lo que buscas es un bolso con glamour, buscas, como siempre desde hace décadas, como tu madre antes que tú, un Chanel.