Corrían los años finales del siglo XIX, octubre, cuando el hijo mayor de Theodorus y Anna Cornelia, ingresaba en la institución mental de Saint Paul, donde pintaría los últimos cuadros de su carrera. Entre ellos un árbol con hojas de otoño, que él, Van Gogh, tipificó como uno de sus favoritos.
El árbol en cuestión era una morera, que a través de sus pinceladas impresionistas, pasaría a la historia como The Mulberry Tree. Y no sabemos si fue esta u otra la historia que dio pie al inicio la trayectoria de la marca inglesa, pero después de la obra de Van Gogh, la morera más famosa es la que Roger Saul y su madre Joan, crearon en 1971, haciéndose un merecido hueco en ese universo que es la marroquinería de lujo.
Y así nació Mulberry, con un marcado style anglais y una elaboración algo más costosa que la de realizar un cuadro, para crear colección tras colección, con efecto multiplicador, una atracción fascinante gracias a sus diseños sencillos, a una confección impecable y a ese cierre de metal ovalado, que junto con su árbol, se ha convertido en sello de marca.
Esta vez con negros, marrones, verdes y beiges, sin olvidar el rojo, que son los colores con los que la marca británica presenta la colección otoño / invierno, en la que además nos deja ver parte de los materiales con los que consiguen elaborar sus creaciones.
Bolsos, maletines y monederos, con los que pasear el otoño y colorear el invierno, más allá de lienzos y de talleres de confección.
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