Sales de casa por la mañana. Lo tienes todo: el bolso, el portátil, las llaves de casa, las del coche y cuando estás a punto de salir, pasas por la cocina. Abres la nevera, coges el recipiente de la segunda bandeja, una pieza de fruta y eliges la bolsa más aparente para transportar lo que será tu almuerzo.
De camino al trabajo piensas en que debería existir algo hecho a propósito para llevar la comida de un lado al otro. Algo que además de útil fuera bonito. Que te apeteciera lucir cuando ante todos los de la oficina, compartes mesa y mantel.
Y esto que podría ser el comienzo de un relato, seguro que pudo ser el origen de esta Lunchbag de Kaufmann Mercantile. Una bolsa de lona, para poner distancia con las bolsas de plástico, impermeable, resistente y con una correa de cuero con remaches y una hebilla, que consiguen que su aspecto final sea como el de la típica bolsa de supermercado de papel kraft.
Diseños hechos a mano en el oeste de Asheville, Carolina del Norte, con un valor de 37 euros, y la particularidad de tener los bordes cosidos con hilo de algodón fuerte, que hacen que la bolsa pueda permanecer en posición vertical.
Y así ya no hay excusas para no llevar algo de comer homemade a tu lugar de trabajo. Pero es que incluso con esta lunchbag, comer fuera de casa puede llegar a convertirse en una bonita rutina.
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