A principios del siglo XX, el gramófono irrumpía en las casas como el único centro de entretenimiento que existía por aquel entonces. Los hogares de aquellos que tenían la suerte de tener uno se llenaban de familiares, amigos, vecinos o simplemente conocidos que, hipnotizados, se aprestaban a escuchar todo aquello que caía en sus manos, una y otra vez. Los vínculos afectivos se multiplicaron alrededor de un gramófono. ¿Porqué será que se han vuelto a poner de moda?.
Gramovox es primer gramófono Bluetooth del mundo. La forma de su bocina de acero y latón es un audaz diseño inspirado en la bocina Magnavox R3 de 1920, optimizado para amplificar con brillantez la música generada desde una base de madera elegante y minimalista. Su forma y su función es la mezcla ideal entre tecnología moderna y estética vintage porque sus líneas rectas interactúan visualmente con las curvas de la bocina, produciendo una estética francamente convincente.
Para la base han elegido una solida pieza de madera perforada cuidadosamente para introducir la electrónica Bluetooth 3.0 –con un alcance de unos 10 metros y una batería con autonomía de 15 horas- y la base de la bocina. Ahora tienen dos terminaciones, ambas pulimentadas y rematadas con barniz satinado, nogal o la más luminosa madera de arce. En la parte de atrás se encuentra, muy bien disimulados, una entrada estéreo de 3,5 mm de entrada, un interruptor para apagarlo y encenderlo y una entrada Micro USB.
Lejos quedaron los tiempos en los que hicieron su primer prototipo. Ahora, después de una campaña de gran éxito en Kickstarter por la que ha recibido una inversión de más de 240.000 dólares, cuentan con una fábrica –y un aserradero- que les ha industrializado el proceso. Si te gustan, ya puedes encargar uno por 349 dólares. Eso si, gastos de envío a la Unión Europea, incluidos.
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