Antes de nada, no se trata de un producto de lujo, no tiene un precio desorbitado, no es algo inalcanzable, cuesta tan sólo 30 dólares, unos 22 euros al cambio. Pero es un gadget para sibaritas de la cerveza, para los que les chifla la cerveza como debe ser, con su irrenunciable espuma.
Y no cualquier espuma, que no siempre es posible conseguir la perfecta tan solo echándola en el vaso o en la pinta o donde sea que te guste más disfrutarla. Así que estos chicos del estudio de arquitectura Norm Architects de Copenhague se han inventado el Beer Foamer, que podría tener muchos nombres ingeniosos pero ninguno tan definitorio de su función, como su forma de botella de dos piezas, un vaso y una parte superior de cobre -como los alambiques clásicos- en el que está integrado el sencillo mecanismo que bate la cerveza para conseguir de ella esa espuma de perfecta densidad y sabor. Da igual la cerveza, sea cual sea la que más te guste, todas son susceptibles de pasar por el Beer Foamer para alcanzar la perfección.
El proceso es simple, te sirves la que te vayas a tomar y poner un cuarto o medio más en el vaso del Beer Foamer, lo tapas, aprietas el botón de la parte superior (ubicado en lo que sería la boca de este ingenio-botella) y se pone en marcha, en segundo tendrás tu espuma preparada para verterla con cuidado sobre tu cerveza.
Sí, será más fácil que esté bien echada, pero como esto no pasa y nada te garantiza que la cerveza que te toque entre la cantidad de ellas que ya hay en el mercado, este te asegura el placer que define el blanco bigote cervecero. Mide tan solo 15 centímetros de alto y 7’6 cm de diámetro en su base. Pequeño gadget en realidad. Pequeño gran gadget para los cerveceros de siempre. Sin lamentos, espuma tu cerveza.
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