Recuerdo, o creo recordar, la cámara de mi padre, una réflex de metal y piel negra con funda de cuero. Creo recordar que era uno de los objetos más deseados de mi infancia, más que la HI8 con la que nos grababa, un tesoro que debía andar escondido en alguna parte y que sólo veía la luz en ocasiones especiales, en reyes, en los cumpleaños, las vacaciones. Pero con los años y los traslados llegado el momento ya no existía o vaya usted a saber dónde estaba o si sólo había existido en un sueño infantil. Para cuando comencé a hacer fotografías, las cámaras ya eran otra cosa, mucho más modernas, sí, pero con diseños con bastante menos carácter. Luego llegaron las digitales y mi réflex, mi primera, también contó sus días. Después de varios modelos pocket, cómodos todos, cada vez más cómodos, ligeros y más pequeños, con más megapixels, más calidad, llegaron los smartphones y las cámaras parecía que dejaban de tener sentido.
Pero a pesar de todo sigue habiendo imágenes e imágenes, las que haces con un smartphone y las que capturas con una cámara, la calidad y la buena calidad. La diferencia entre la cámara de 8 megapíxels de mi iphone y la de 16,1 de la Olympus Pen E-P5 es sólo la primera de las distancias entre uno y otro. El primero me sirve para pequeñas capturas que se van a las redes, a un Instagram a un Facebook o a Twitter, la segunda consigue que las imágenes sean esas imágenes que uno desea imprimir en pequeño o gran formato para decorar la vida. La diferencia es la profesional. Y está la comodidad, el modo en que capturamos un momento con un smartphone, que no está pensado para ser sostenido con la misma seguridad y solidez de una réflex.
Para aquellos que adoramos los diseños clásicos y la tecnología más avanzada, la Olympus PEN E-P5 es un pequeño regalo, un tesoro. No sólo por su elegante diseño vintage, en metal y con empuñadura de madera, que incorpora una pantalla desplegable LCD de 3 pulgadas (3:2, de 1.037.000 puntos) en la parte posterior, o el flash escondido en la caja, sino por sus prestaciones. El Sistema AF de enfoque por contraste de 35 puntos, manual o automático, ultrarápido que te permite enfocar y hacer la foto en cuestión de milésimas de segundo, el sistema de estabilización de imagen de 5 ejes de Olympus, la velocidad de obturación mecánica de 60 - 1/8000 s, su óptica intercambiable, el sensor Live MOS 4/3, ranura para una tarjeta de memoria SD*1 compatible con SDHC, SDXC, UHS-I, un puerto HDMI y un USB2.0 Hi-Speed y la toma de vídeo NTSC/PAL. Captura imágenes RAW o JPG de hasta 4608 x 3456px, en 4:3, 3:3, 16:9, 6:6 y 3:4, y cuenta por supuesto con Full HD vídeo a 1920 x 1080 en 16:9.
Pesa tan sólo 420 gramos con la batería, sin el objetivo, pero lo que seguro que hace que te fijes en ésta cámara más allá de su aspecto es su conectividad, WIFI integrado para que puedas conectarla a tu smartphone o a tu tablet, para que puedas geolocalizar o compartir en vivo tus imágenes e incluso para que puedas controlar la cámara, enfocar, disparar o programar el disparo o la grabación desde tu dispositivo. Y por supuesto algunas de esas cosas que nos apasionan de hacer fotografía con nuestro smarphone, los filtros de blanco y negro, amarillo, naranja, rojo, verde, sepia… y los filtros artísticos, Pop Art, Enfoque suave, Color pálido, Tono claro, antiguo y un photo Story con el que componer varias imágenes antes de compartirlas o hacerlas públicas.
Si los smartphones soñaran ser cámaras de fotos querrían ser la PEN E-P5. Un sueño digital vintage.
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