Audio

Un monumento al sonido llamado Orpheus de Sennheiser

Un viaje auditivo y una máquina con una base sólida de mármol de Carrara, para descubrir la música perfecta.

Música hasta en los poros. Esa que te llega directo, de la que hace reaccionar tu piel con esos acordes que parecen llegarte a las mismísimas entrañas. Son la evolución del sonido perfecto de los Orpheus de 1991, pero estos nuevos auriculares HE 1060 / HEV 1060 Orpheus de Sennheiser son aún mucho más sorprendentes.

Son bellos, pero no han nacido para ser admirados. Sino para que viajes a través del sonido. La travesía comienza buscando el momento preciso, ese instante de silencio antes de la nevada. Un toque y los tubos del amplificador llegan a la temperatura ideal para comenzar. Es como la inspiración antes de comenzar la carrera.

De repente las imágenes se suceden en tu cabeza y el sonido se abre a ti. La música cobra vida y descubres nuevos matices en tus vinilos, CDs o archivos digitales. Un viaje in crescendo de 8 Hz a 100 Hz antes de que termine el solo. Más de lo que un humano puede oír. Y precisión. Exactitud con un nivel de presión sonora de 0.01% en 1 kHz, 100 dB.

Un viaje perfecto entre guitarras que te cuentan sobre su inspiración, baterías que corrigen arritmias y voces que te hablan sólo a ti y te sacan de este mundo. Porque los Sennheiser Orpheus HE 1060 / HEV 1060 son los primeros audífonos electroestáticos con amplificador MOSFET de Clase A de alto voltaje integrado en los cascos que están realizados en aluminio sólido.

Además, diafragmas de platino vaporizado de 2.4 micrómetro, transductores de cerámica y oro vaporizado, mientras que el 99.9% de los cables OFC están bañados en plata. Amplificadores tubulares y de transistor; y bombillas de cuarzo que protegen del ruido propagado.

Un viaje auditivo y una máquina con una base sólida de mármol de Carrara que aporta mayor calidad de sonido. Sobre ella, una caja de vidrio y los amplificadores.

Silencios y respiraciones como murmullos. Escuchar los dedos deslizarse por las cuerdas del bajo. Descubrir la sonrisa del cantante al decir la frase que te gusta. Estar listo para luchar contra el enemigo al terminar esa pieza de Wagner. Sentir el poderío del agua en las rocas de Las Hébridas de Mendelssohn.

Un monumento al sonido hecho viaje sensorial de 55.000 dólares, del que sólo se pueden producir 250 unidades al año ya que la creación de cada uno tomas unas 400 horas.

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