El R34 Skyline GT-R que protagonizó la cuarta entrega de Fast & Furious convirtiéndose en el coche del momento tras haber sino no solo conducido por Paul Walker sino modificado según las especificaciones personales que él mismo solicitó.
El coche en cuestión viajó de Japón a California hecho kit, es decir, pedazos y fue ensamblado ya en América para saltarse los inconvenientes y variopintos requerimientos que Estados Unidos ponía a la importación de coches extranjeros; se le instaló un motor RB26, que entrega 550 caballos de fuerza, con un intercooler más grande que el de su diseño original, contó también con un kit de carrocería East Bear, frenos Rotora y ruedas Volk Racing.
Tras el rodaje de la película el R34 Skyline GT-R fue incautado por las dudas legales que generaba el modo en el que había sido importando y, tras la batalla legal, acabó en Alemania, donde está actualmente ¿seguirá allí tras ser subastado o se hará con él algún amante de Fast & Furious que se lo lleve a otro lugar del mundo? No lo sabemos y, ciertamente, eso es lo de menos, nos despierta más curiosidad cuánto tendrá que pagar por él quien quiera emular a Paul Walker y conducirlo ¿cuánto estarías dispuesto a pagar tú por él?
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